Laila Jiménez Moreno es periodista, reportera y presentadora de informativos. Atrapada por la carrera de periodismo, descubrió que esa era la manera en la que le gustaba contar historias. Aunque uno de los momentos más comentados de su carrera profesional fuera la agresión sufrida mientras cubría el segundo aniversario por los altercados del 1 de octubre en Barcelona, Laila tiene a sus espaldas 16 años de calle, cubriendo sucesos que han hecho historia. En 2010 fue premiada con la Antena de Plata, premio otorgado por la Asociación de profesionales de la radio y televisión de Madrid.
¿Cree que el periodismo está infravalorado?
Creo que está despreciado quizá por el momento social y político que vivimos. Hace un tiempo se consideraba un oficio respetable. Ahora, es también el punto de mira de muchísima gente.
Además de periodista, también es reportera y presentadora. Si tuviera que elegir, ¿con cuál se quedaría?
Ahora que he hecho 16 años en la calle, me quedo con el plató. Me ofrece conocer y aprender algo nuevo. La calle sigue siendo un reto porque nunca deja de serlo, hay que pasar siempre por ella, es donde se aprende.
¿Se especializó en algún ámbito?
Estoy especializada en nada y en todo, es así como trabajamos desde las delegaciones. Sabemos un poco de todo y un mucho de nada, nos obliga a estar al día de todo, las 24 horas.
Como presentadora del informativo matinal, ¿cuál es su horario?
Entramos de madrugada, a las 2:00. Estamos toda la noche trabajando, montando la escaleta de dos informativos diferentes, el de las 7:00 y el de las 8:00 de la mañana.
¿Cree que el periodismo se ha visto “contaminado” por las redes sociales?
Sí, la profesión se ha visto un poco contaminada por el hecho de que ahora todo el mundo puede producir información. Al mismo tiempo es una relación amor-odio porque las propias redes nos nutren a nosotros de muchísima información.
¿Cree que la sociedad es capaz de mantenerse bien informada, evitando las fake news y contrastando fuentes?
Hay que saber distinguir esas fake news y no es fácil, la gente solo ve lo que quiere ver. Deberíamos aprender y enfrentarnos a esta nueva era, saber de dónde viene la información. Si la fuente de información es un reenviado, eso no vale nada, no hay una fuente contrastada.
¿Cree que el periodismo está adaptándose de manera adecuada a la era digital?
Sí, en la parte buena y en la mala. La buena es que tenemos un acceso mucho más rápido a muchísimas cosas porque todo el mundo es productor de contenido. La mala es que es mucho más difícil contrastar esa información.
Uno de los momentos más comentados de su carrera fue la agresión que sufrió mientras cubría la manifestación de 2019 por los altercados de Barcelona del 1 de octubre de 2017. ¿Qué sintió en ese momento?
Me lo han preguntado mucho y ese día creo que no sentí mucho, fue todo tan rápido que no te da tiempo a valorar lo que está pasando. No se puede negar que sientes miedo porque hay muchísima gente, mucho ruido. Es una situación que se grabó pero que ya había pasado muchas veces.
¿Cómo le afectó personalmente?
Se me vino el mundo encima porque tuvo mucho eco. Las redes se llenaron de mensajes de apoyo y de mensajes que no eran precisamente de apoyo. Era más difícil salir a la calle, la gente te reconocía. Fue complicado.
¿Cree que los periodistas han perdido ese respeto y admiración del que hablaba antes?
Se ha roto ese límite de poder insultar al periodista porque uno lo considera libertad de expresión. Empezamos a confundir el insulto y la agresión con la libertad de expresión.
¿Ha pasado miedo en numerosas ocasiones?
Sí, al final acabas en lugares complicados como detenciones, redadas, barrios conflictivos… Y pasas miedo en muchas situaciones.
¿Cuáles han sido los sucesos en los que más ha disfrutado como reportera?
He aprendido muchísimo de aquella época en la que cubrimos temas relacionados con etarras, atentados de Barcelona, atentados de Niza… Son coberturas que son históricas y de las que se aprende mucho en lo social, político y humano.
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
En el periodismo vives muchas vidas en una; haces de policía, entras en lugares en los que no entrarías de otra manera, aprendes de tribunales y de política…
Desde 2006 trabaja en informativos Telecinco, ¿cómo entró?
Estaba trabajando en Antena 3, cubriendo una baja. Me dijeron que buscaban gente para la delegación de Telecinco, un puesto fijo de fines de semana. Simplemente hice la prueba y ya está. A veces en esta profesión es tener suerte, estar en el momento y en el lugar adecuado.
Por Instagram comparte su rutina diaria de trabajo, ¿cree que es importante que los espectadores conozcan el trabajo previo que hay detrás de las cámaras?
Parece que la televisión es fácil de hacer porque se resume en 20 segundos y a veces para esos segundos de directo, hay 8 horas de trabajo. Es muy necesario saber que la televisión no la hace la persona que pone la cara, detrás hay miles de personas más.
¿Está idealizada la profesión?
El periodismo tiene una imagen muy romántica de la profesión y hay que desmontarla. Es una profesión muy bonita, pero somos personas que acabamos comiendo un bocadillo en una carretera y echando horas delante de una cárcel.
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