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Foto del escritorMaialen Larrinaga

72 kilos: “Me gustaría dibujar mejor de lo que escribo”

Actualizado: 12 dic 2020



Óscar Alonso, un bilbaíno de 35 años, está a punto de publicar su primer libro. La mayoría de la gente o mejor dicho, de sus seguidores, le conocen como 72 kilos. Desde el 1 de enero de 2008 comenzó a ilustrar viñetas sobre su vida, desde su increíble bajada de peso hasta sus propias interpretaciones de la vida. Gracias a su expansión por las redes sociales, 72 kilos traspasa fronteras, incluso en sus viñetas. El 21 de marzo saldrá a la venta “Las vidas que dibujamos”.





¿Quién se esconde bajo el seudónimo de 72 kilos?

Me llamo Óscar. Tengo 35 años y vivo en Bilbao. Estudié Publicidad y Comunicación Audiovisual en la Universidad (UPV/EHU) y luego me fui a trabajar a Estados Unidos y a Inglaterra. Volví para trabajar en Madrid, en publicidad. Y dibujo las viñetas de 72 kilos.


Viendo sus dibujos parece que hubiera estudiado bellas artes o algo relacionado con la ilustración.

No, me encantaría. Ahora me estoy proponiendo hacer algo de eso. Pero no, he sido autodidacta total. Yo dibujo mal, es decir, no sé dibujar bien.


Bueno tan malo no será si tanto gusta lo que hace...

Pero yo creo que es más por lo que escribo que por lo que dibujo. Me gustaría dibujar mejor, obviamente y desarrollar eso un poquito mejor.


¿Qué significa 72 kilos para usted?

Al principio empezó siendo como una forma de retratar mi bajada de 92 a 72 kilos. Cuando ya lo conseguí, fue el contenedor donde empecé a contar lo que me pasaba. Luego ha ido derivando en cómo interpretaba yo las cosas.


Todo esto ¿es un oficio o se trata de un simple hobby?

Es un ‘hobby’, no gano dinero. Yo trabajo de creativo en una agencia. Si esto va bien, igual se puede convertir en un oficio más adelante. Tampoco lo estoy buscando. Sí hay intención de montar una tienda o hacer algún proyecto un poco más grande.


El próximo 21 de marzo saldrá a la venta tu primer libro. ¿Cierto?

Sí. Es paralelo a los dibujos. Una editorial ha venido y le gustaba la idea de publicar unas viñetas y me parecía bien. Y con eso sí que voy a conseguir algo de dinero. Todo lo que venga, bienvenido sea.


Y en “Las vidas que dibujamos”, ¿habrá sorpresas?

Sorpresas, viñetas e historias nuevas. Alguna cosa que nadie de mi familia ha visto. Me ha gustado publicarla porque me hacía ilusión, y espero que a esas personas también.


¿Prefiere que le identifiquen como ilustrador o como escritor?

Es una buena pregunta. No lo sé. Me gustaría dibujar mejor de lo que escribo, esa es la realidad. Creo que puedo escribir mucho mejor, pero dibujar podría hacerlo muchísimo mejor. Me gustaría llamarme ilustrador porque escritor me da cosa.


Comparándose con otros ilustradores conocidos en redes sociales, ¿qué cree que puede diferenciarle de ellos?

La sencillez que aplico. Está basada en mi desconocimiento y se ha convertido en una ventaja para dibujar algo sencillo y diferenciarme por ella.


¿Cuál diría que es su sello personal?

Las montañas con rayas, los personajes, las sombras. Podría ser ese mi distintivo.


En caso de que mejorase su destreza ilustrando, ¿cómo se vería reflejado en las viñetas?

Puede ser una evolución de los personajes, que tengan más detalle o de repente dibujar otros paisajes y meterles en ciudades. Cambiaría el envoltorio pero la esencia se mantendrá.


¿Le gustaría crear un proyecto audiovisual en un futuro?

Sí. (Suspira) Me encantaría. Tener una productora que pudiera animar las historias. Tengo ya guiones que me gustaría animar.


¿Se centraría en otro contenido?

Millones de cosas. Un viaje ilustrado, una serie, un ‘podcast’ con entrevistas a gente que admiro e ilustrar sus vidas… En este momento, por falta de tiempo no puedo hacerlo, pero están encima de la mesa y en cualquier momento me gustaría hacerlas.


A día de hoy, con 771.000 ‘followers’ en Instagram, ¿es consciente del alcance que tienen sus viñetas?

Estoy creciendo a lo loco. No sé a dónde va a llegar esto. Mis amigos me vacilan mucho, dicen que los fabrico o los compro. No sé si serán reales o no, pero me sorprende. Hay veces que me da miedo mirar cuántos seguidores hay porque genera un poco de ansiedad.


¿Se considera un influencer de la ilustración?

(Ríe) No. Espero que si soy influyente, sea para bien. No he tomado el camino de vender nada. Ahora con la promoción del libro está saliendo de forma natural, porque es algo mío. Si soy o no ‘influencer’, no lo busco.


Sus seguidores tendrán una viñeta que será su favorita. Y 72 kilos, ¿tiene viñeta favorita?

Sí, muchísimas. La primera sería la más especial por lo que representa. Otra, cuando se murió un amigo mío le hice una viñeta. El día que me casé con mi mujer, la tenemos en casa como si fuera la foto de nuestra boda.


Una profesora utilizó sus viñetas para impartir una clase de literatura. ¿Qué sintió al enterarse de eso?

Me hizo muchísima ilusión. Para mí eso tiene más éxito que tener 3.000 seguidores más al día. Que alguien pueda basar su sistema de educación en contenido mío me llena de orgullo. Ojalá pudiera ayudar a más gente. Eso es lo que más me gusta.

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